lunes, 8 de octubre de 2012

3er y 4º Principios Universales (1)


El tercer y cuarto Principios Universales son Vibración y Polaridad respectivamente y sus repercusiones en nuestra vida cotidiana son constantes y permanentes.

El Principio de Vibración tiene por lema “Todo se mueve; todo vibra”. En algún momento, todos hemos usado expresiones tales como “mala vibración” y “buena vibración” al referirnos cuando alguien o algo nos hacen sentir cosas negativas o positivas. En este punto es conveniente recordar que la calificación de “malos” o “buenos” es subjetiva, personal, ya que la maldad y la bondad no existen por sí mismas; son calificaciones humanas, individuales y generales, en las que muchas veces nosotros mismos no nos ponemos de acuerdo. Lo que yo catalogo de “bueno” posiblemente no lo sea así para otros y viceversa. Lo mismo sucede con el término “malo”. Los términos más adecuados en este caso serían “agradable” o “desagradable”, y más precisamente “baja vibración” o “alta vibración”.

Todo cuanto nos rodea, incluso nosotros mismos, está formado por “materia”; el Universo o Macrocosmos, también lo está. Pero ¿qué es la “materia”?  Veamos muy sucintamente lo que en algún momento estudiamos en el colegio, en el instituto o leímos en algún artículo.  Según la definición de la física  clásica, materia “es todo aquello que ocupa un lugar en el espacio, se encuentra en constante movimiento y transformación mediante fenómenos físicos y químicos, principalmente. Su existencia es independiente de nuestros sentidos y el hombre”. Según la forma en que la materia se manifiesta, aquella puede clasificarse en dos grandes grupos:

A) Forma condensada; ejemplos: cuerpos gigantes del cuerpo sideral (los planetas, las estrellas, etc.); agua, sal de mesa, azúcar, alcohol, etc., y tiza, aire, libros, lapicero, borrador, etc.

B) Forma dispersada como la luz, ondas de radio y TV, rayos X, calor, etc.
La materia bajo su forma condensada, materia condensada según Albert Einstein, posee dos características imprescindibles: masa y volumen (extensión). Mientras que la materia en su forma dispersada (materia dispersada según A. Einstein) posee energía.

Max Planck, premio Nobel de Física Cuántica dijo: “Toda materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que lleva a las partículas de un átomo a vibrar y mantiene unido este diminuto sistema solar”. Quedémonos con esto: energía vibratoria.

Entonces toda la materia está hecha de este tipo de fuerza vibratoria. De esta manera la física moderna confirma lo que los sabios de la antigüedad conocían: todo vibra. El átomo está vibrando. Todo en la naturaleza está vibrando: plantas, árboles, piedras, animales, mesas, sillas…tú y yo estamos vibrando. Incluso los sonidos están vibrando. Si tomamos como ejemplo la escala musical, se da gracias a la menor o mayor vibración de aquello que produce el sonido. La diferencia entre un sonido Do y un sonido Re son 55 vibraciones más por segundo. Los colores son luz vibrando. La gama de colores del arcoíris se da también por los diferentes grados de vibración de la luz.

El Principio Universal de Polaridad dice en su lema: “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”.
Llegados hasta aquí, vamos a relacionar estos dos Principios. Por ejemplo, el calor y el frío son los polos opuestos de lo mismo (Principio de Polaridad). La diferencia entre ambos son grados de vibración (Principio de Vibración) de lo que llamamos temperatura, sin saber con certeza dónde el frío se convierte en calor. Otro ejemplo clásico es el de la luz y la oscuridad. Son opuestos de lo mismo, diferentes únicamente en grado.

Lo mismo sucede en el plano mental de las emociones. El amor y el odio, opuestos en apariencia, también son extremos de lo mismo, habiendo entre ellos toda una gama o escala de sentimientos, algunos de ellos tan mezclados, que no podemos decir con precisión si nos disgustan o nos agradan.

Consideremos ahora el Principio de Transmutación Mental, cuyo lema dice: “La mente, así como los metales y los elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de condición a condición, de polo a polo, de vibración a vibración”.
La palabra transmutar significa “cambiar de naturaleza, de sustancia y de forma, convirtiéndose en otra”. Así la transmutación mental no sería otra cosa que una especie de “química mental”.
Según el primer Principio (Principio de Mentalismo; ver Principio de Mentalismo) el universo es mental, entonces, la transmutación mental es el arte de cambiar o transformar las condiciones del universo, ya sea en forma de materia, energía o de la propia mente. Esta transmutación  mental puede hacerse, entre otras cosas, mediante fórmulas conocidas como “afirmaciones” tema que trataré oportunamente.

Si todo tiene dos polos, y la diferencia entre éstos son grados de vibración, entonces, aplicando el Principio de Transmutación, se puede cambiar de uno a otro polo sólo con cambiar el grado de vibración de lo que lo produce.

En el ámbito de los sentimientos estos principios también pueden ser aplicados. ¿Cómo transmutamos nuestros estados mentales? Elevando su vibración. De esta manera elevamos nuestro nivel de conciencia para conectarnos con la más elevada concepción de nosotros mismos.

Podemos pasar del odio al amor, y viceversa, como si nada, es decir de un estado de mala vibración a uno de buena vibración. Salir de una situación que parece perdida, con una aplastante victoria. Con sólo un acto de voluntad, de intento. Todo está en la mente. Todo es una decisión mental. Lo ha sido cada día de nuestras vidas, hasta hoy. La única condición es que para transmutar una cosa en otra ambas deben pertenecer a la misma escala. Esto que parece elemental, no lo es tanto ya que no podemos transmutar un sonido Do en un color rojo, o frío en optimismo. Pero sí podemos cambiar enfermedad por salud, o pesimismo por optimismo.

Apreciad@ visitante.
En una  próxima entrada, 3er y 4º Principios Universales (2), veremos la conveniencia de saber cambiar de vibración nuestros sentimientos.
Hasta entonces…
Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille siempre.

Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez

Fuentes: Enseñanzas de Don Kali y otras.


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