Principio del Ritmo
Su lema: “todo fluye y
refluye, todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y
desciende, todo se mueve como un péndulo, la medida de su movimiento hacia la
derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la
compensación”
Si observamos el
péndulo de un reloj, vemos que tan pronto asciende por la derecha, como se precipita
para ascender por la izquierda. En un extremo del péndulo está la alegría, en
el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos,
oscilan de acuerdo con el Principio del Ritmo y su subsidiario, el Principio
del Péndulo. Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor,
triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos
extremos del movimiento pendular.
En nuestro planeta podemos observar como expresión del
Principio del Ritmo, el movimiento de las mareas, la forma como suben y bajan.
En nuestro organismo este Principio lo podemos ver en los
movimientos de diástole y sístole del corazón. En el primero, el corazón recibe
la sangre, mientras que en el segundo expulsa la sangre que ha acumulado.
Estos ejemplos me recuerdan aquel tiempo de la escuela, más
precisamente cuando estudiábamos matemáticas y muy concretamente cómo sacar el
factor común, por ejemplo, en la suma de
números fraccionados.
Relacionando lo dicho con los dos ejemplos anteriores
tenemos: en las mareas el agua sube y baja; en el corazón la sangre entra y
sale de él. En ambos casos existe un elemento común que es el momento de
recuperación, el cual puede ser
tan breve como de milésimas de segundo, y es
de vital importancia puesto que en él hay un ordenamiento, una acumulación
de energía la cual nos brinda la fuerza necesaria para desplazarnos al polo
opuesto de la misma cosa.
Este momento de recuperación también representa una fase de
ordenamiento que la podemos utilizar para poder reflexionar sobre nuestros
errores, juicios y prejuicios, temores, pasiones, deseos, creencias,
encasillamientos y encastillamientos intelectuales y espirituales o anímicos.
Es una oportunidad para descubrirnos y conocernos más profundamente y así poder
experimentar el equilibrio “relativo”
que hemos logrado.
Posiblemente cuando reflexionemos, descubramos
que estamos haciendo una división
de lo blanco y lo negro: triste/alegre; inteligente/tonto; exitoso/fracasado;
divertido/aburrido. Si esto es así, entonces estamos polarizándonos quedándonos
o en el blanco o en el negro cuando en realidad lo que hacemos en nuestras
vidas, y por lo general no somos
conscientes de ello, es experimentarnos
en un aspecto de ella y luego en su opuesto.
Exploramos un opuesto y luego oscilamos en la otra dirección para
comprender el otro extremo.
Trataré de hacerme entender con el siguiente ejemplo.
De la Sra. “X” se
dice, por ejemplo, que es perfeccionista.
Ella se reconoce así y la conocen los demás. Decimos entonces que el perfeccionismo es lo
“blanco”, lo positivo, que el perfeccionismo está en luz.
El polo opuesto o contracara del perfeccionismo, en realidad
depende de cada persona: puede ser el conformista, el vago, el dejado,
etc. Esta polaridad vive dentro de
nosotros, más no la reconocemos. Entonces se dice que está en el “negro”, en lo
negativo, en sombra.
Entonces, en la Sra. “X”, como en todos nosotros, siempre hay
un perfeccionista, un gracioso, un insensible o extrovertido que habita en
nuestra sombra, la polaridad o el opuesto de cada uno de ellos. Generalmente
son parte de nosotros que rechazamos porque no las queremos tener cerca.
Luego cuando nos encontramos con alguien que tiene alguna de
estas características que tenemos en sombra, suele provocarnos desagrado y esto
es lógico ya que ¿por qué razón querríamos tener cerca a alguien que tiene un
aspecto nuestro que rechazamos?
Así vemos que las polaridades aparecen. Quien se victimiza,
en ocasiones se polariza siendo acusador. Quien quiere ser perfeccionista, se
polariza luchando por ser un poco más flexible, aquel que es gracioso, tratará
de ser alguna vez serio.
Cuando descubrimos nuestras polaridades, ya hemos dado el
primer paso para que ambos polos comiencen a dejar de repelerse y este es el
objetivo, lograr que ambos polos dejen de estar separados para ser una unidad.
Apreciad@ vistiante.
¿Cuáles son tus estados anímicos? ¿Cuáles son
tus estados mentales?, ¿cuáles son tus sentimientos? Te invito a
explorarte reflexionando en qué extremo
pendular te encuentras:
sensible/insensible; superado/enojado; celoso/superado.
Recuerda
que sólo integrando las polaridades podemos vivir en equilibrio o más
precisamente en “equilibrio relativo” y cuando lo encontramos ya hemos
aprendido la lección.
Me dices que ya lo has intentado y creíste
haber aprendido pero que has vuelto nuevamente al polo del que habías partido. Fuiste
un controlador y después un desapegado pero ahora te encuentras nuevamente
controlando.
Te respondo: es posible que cuando hayas estado
en tu punto de equilibrio relativo no lo hayas aprovechado para descubrir qué te llevó
en un momento a ser un controlador y qué un desapegado; porque el equilibrio,
en este caso, consiste en tener el
corazón abierto y un carácter moderado. Vuelve a intentarlo y esta vez sé
consciente, prestando toda tu atención de lo que vas experimentando en cada
polo de la misma cosa y del punto de equilibrio relativo que hayas alcanzado.
Sé que puedes hacerlo. Sé que puedes lograrlo. Tú puedes.
Te deseo una larga vida y sabiduría para
vivirla. Que tu Sol brille siempre.
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario