domingo, 21 de octubre de 2012

5º Principio Universal


Principio del Ritmo

Su lema: “todo fluye y refluye, todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende, todo se mueve como un péndulo, la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”

Si observamos  el péndulo de un reloj, vemos que tan pronto asciende por la derecha, como se precipita para ascender por la izquierda. En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con el Principio del Ritmo y su subsidiario, el Principio del Péndulo. Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular.

En nuestro planeta podemos observar como expresión del Principio del Ritmo, el movimiento de las mareas, la forma como suben y bajan.

En nuestro organismo este Principio lo podemos ver en los movimientos de diástole y sístole del corazón. En el primero, el corazón recibe la sangre, mientras que en el segundo expulsa la sangre que ha acumulado.

Estos ejemplos me recuerdan aquel tiempo de la escuela, más precisamente cuando estudiábamos matemáticas y muy concretamente cómo sacar el factor común, por ejemplo,  en la suma de números fraccionados.

Relacionando lo dicho con los dos ejemplos anteriores tenemos: en las mareas el agua sube y baja; en el corazón la sangre entra y sale de él. En ambos casos existe un elemento común que es el momento de recuperación, el cual  puede ser tan breve como de milésimas de segundo, y es  de vital importancia puesto que en él hay un ordenamiento, una acumulación de energía la cual nos brinda la fuerza necesaria para desplazarnos al polo opuesto de la misma cosa.

Este momento de recuperación también representa una fase de ordenamiento que la podemos utilizar  para poder reflexionar sobre nuestros errores, juicios y prejuicios, temores, pasiones, deseos, creencias, encasillamientos y encastillamientos intelectuales y espirituales o anímicos. Es una oportunidad para descubrirnos y conocernos más profundamente y así poder experimentar el equilibrio “relativo” que hemos logrado.

Posiblemente cuando reflexionemos,  descubramos  que estamos  haciendo una división de lo blanco y lo negro: triste/alegre; inteligente/tonto; exitoso/fracasado; divertido/aburrido. Si esto es así, entonces estamos polarizándonos quedándonos o en el blanco o en el negro cuando en realidad lo que hacemos en nuestras vidas, y  por lo general no somos conscientes de ello,  es experimentarnos en un aspecto de ella y luego en su opuesto.  Exploramos un opuesto y luego oscilamos en la otra dirección para comprender el otro extremo.

Trataré de hacerme entender con el siguiente ejemplo.

De la Sra. “X”  se dice, por ejemplo, que es perfeccionista.  Ella se reconoce así y la conocen los demás.  Decimos entonces que el perfeccionismo es lo “blanco”, lo positivo, que el perfeccionismo está en luz.
El polo opuesto o contracara del perfeccionismo, en realidad depende de cada persona: puede ser el conformista, el vago, el dejado, etc.  Esta polaridad vive dentro de nosotros, más no la reconocemos. Entonces se dice que está en el “negro”, en lo negativo, en sombra.

Entonces, en la Sra. “X”, como en todos nosotros, siempre hay un perfeccionista, un gracioso, un insensible o extrovertido que habita en nuestra sombra, la polaridad o el opuesto de cada uno de ellos. Generalmente son parte de nosotros que rechazamos porque no las queremos tener cerca.

Luego cuando nos encontramos con alguien que tiene alguna de estas características que tenemos en sombra, suele provocarnos desagrado y esto es lógico ya que ¿por qué razón querríamos tener cerca a alguien que tiene un aspecto nuestro que rechazamos?

Así vemos que las polaridades aparecen. Quien se victimiza, en ocasiones se polariza siendo acusador. Quien quiere ser perfeccionista, se polariza luchando por ser un poco más flexible, aquel que es gracioso, tratará de ser alguna vez serio.

Cuando descubrimos nuestras polaridades, ya hemos dado el primer paso para que ambos polos comiencen a dejar de repelerse y este es el objetivo, lograr que ambos polos dejen de estar separados para ser una unidad.

Apreciad@ vistiante.

¿Cuáles son tus estados anímicos? ¿Cuáles son tus estados mentales?, ¿cuáles son tus sentimientos? Te invito a explorarte  reflexionando en qué extremo pendular te  encuentras: sensible/insensible; superado/enojado; celoso/superado.

 Recuerda que sólo integrando las polaridades podemos vivir en equilibrio o más precisamente en “equilibrio relativo” y cuando lo encontramos ya hemos aprendido la lección.

Me dices que ya lo has intentado y creíste haber aprendido pero que has vuelto nuevamente al polo del que habías partido. Fuiste un controlador y después un desapegado pero ahora te encuentras nuevamente controlando.

Te respondo: es posible que cuando hayas estado en tu  punto de equilibrio relativo  no lo  hayas aprovechado para descubrir qué te llevó en un momento a ser un controlador y qué un desapegado; porque el equilibrio, en este caso,  consiste en tener el corazón abierto y un carácter moderado. Vuelve a intentarlo y esta vez sé consciente, prestando toda tu atención de lo que vas experimentando en cada polo de la misma cosa y del punto de equilibrio relativo que hayas alcanzado. Sé que puedes hacerlo. Sé que puedes lograrlo. Tú puedes.

Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille siempre.

Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez

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