El tercer y cuarto Principios
Universales son Vibración y Polaridad respectivamente y sus repercusiones en
nuestra vida cotidiana son constantes y permanentes.
El Principio de Vibración tiene por
lema “Todo se mueve; todo vibra”. En algún momento, todos hemos
usado expresiones tales como “mala vibración” y “buena vibración” al referirnos
cuando alguien o algo nos hacen sentir cosas negativas o positivas. En este
punto es conveniente recordar que la calificación de “malos” o “buenos” es
subjetiva, personal, ya que la maldad y la bondad no existen por sí mismas; son
calificaciones humanas, individuales y generales, en las que muchas veces
nosotros mismos no nos ponemos de acuerdo. Lo que yo catalogo de “bueno”
posiblemente no lo sea así para otros y viceversa. Lo mismo sucede con el
término “malo”. Los términos más adecuados en este caso serían “agradable” o
“desagradable”, y más precisamente “baja vibración”
o “alta vibración”.
Todo cuanto nos rodea, incluso
nosotros mismos, está formado por “materia”; el Universo o Macrocosmos, también
lo está. Pero ¿qué es la “materia”?
Veamos muy sucintamente lo que en algún momento estudiamos en el
colegio, en el instituto o leímos en algún artículo. Según la definición de la física clásica, materia “es
todo aquello que ocupa un lugar en el espacio, se encuentra en constante
movimiento y transformación mediante fenómenos físicos y químicos,
principalmente. Su existencia es independiente de nuestros sentidos y el
hombre”. Según la forma en que la materia se manifiesta, aquella puede
clasificarse en dos grandes grupos:
A) Forma condensada; ejemplos: cuerpos gigantes del
cuerpo sideral (los planetas, las estrellas, etc.); agua, sal de mesa, azúcar,
alcohol, etc., y tiza, aire, libros, lapicero, borrador, etc.
B) Forma dispersada como la luz, ondas de radio y TV,
rayos X, calor, etc.
La materia bajo su forma
condensada, materia condensada según Albert Einstein, posee dos características
imprescindibles: masa y volumen (extensión). Mientras que la materia en su
forma dispersada (materia dispersada según A. Einstein) posee energía.
Max Planck, premio Nobel de
Física Cuántica dijo: “Toda materia se
origina y existe sólo en virtud de una fuerza que lleva a las partículas de un
átomo a vibrar y mantiene unido este diminuto sistema solar”. Quedémonos con esto: energía vibratoria.
Entonces toda la materia está
hecha de este tipo de fuerza vibratoria. De esta manera la física moderna
confirma lo que los sabios de la antigüedad conocían: todo vibra. El átomo está
vibrando. Todo en la naturaleza está vibrando: plantas, árboles, piedras,
animales, mesas, sillas…tú y yo estamos vibrando. Incluso los sonidos están
vibrando. Si tomamos como ejemplo la escala musical, se da gracias a la menor o
mayor vibración de aquello que produce el sonido. La diferencia entre un sonido
Do y un sonido Re son 55 vibraciones más por segundo. Los colores son luz
vibrando. La gama de colores del arcoíris se da también por los diferentes
grados de vibración de la luz.
El Principio Universal de Polaridad
dice en su lema: “Todo es doble; todo
tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son
lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los
extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas
pueden reconciliarse”.
Llegados hasta aquí, vamos a
relacionar estos dos Principios. Por ejemplo, el calor y el frío son los polos
opuestos de lo mismo (Principio de Polaridad). La diferencia entre ambos son
grados de vibración (Principio de Vibración) de lo que llamamos temperatura,
sin saber con certeza dónde el frío se convierte en calor. Otro ejemplo clásico
es el de la luz y la oscuridad. Son opuestos de lo mismo, diferentes únicamente
en grado.
Lo mismo sucede en el plano mental de
las emociones. El amor y el odio, opuestos en apariencia, también
son extremos de lo mismo, habiendo entre ellos toda una gama o escala de
sentimientos, algunos de ellos tan mezclados, que no podemos decir con
precisión si nos disgustan o nos agradan.
Consideremos ahora el Principio de
Transmutación Mental, cuyo lema dice: “La mente, así como los metales y los elementos, pueden ser
transmutados, de estado en estado, de condición a condición, de polo a polo, de
vibración a vibración”.
La palabra transmutar significa
“cambiar de naturaleza, de sustancia y de forma, convirtiéndose en
otra”. Así la transmutación mental no sería otra cosa que una especie de
“química mental”.
Según el primer Principio (Principio
de Mentalismo; ver Principio de Mentalismo) el universo es mental, entonces, la
transmutación mental es el arte de cambiar o transformar las condiciones del
universo, ya sea en forma de materia, energía o de la propia mente. Esta
transmutación mental puede hacerse,
entre otras cosas, mediante fórmulas conocidas como “afirmaciones” tema que
trataré oportunamente.
Si todo tiene dos polos, y la
diferencia entre éstos son grados de vibración, entonces, aplicando el
Principio de Transmutación, se puede cambiar de uno a otro polo sólo con
cambiar el grado de vibración de lo que lo produce.
En el ámbito de los
sentimientos estos principios también pueden ser aplicados. ¿Cómo transmutamos
nuestros estados mentales? Elevando su vibración. De esta manera elevamos
nuestro nivel de conciencia para conectarnos con la más elevada concepción de
nosotros mismos.
Podemos pasar del odio al amor,
y viceversa, como si nada, es decir de un estado de mala vibración a uno de
buena vibración. Salir de una situación que parece perdida, con una aplastante
victoria. Con sólo un acto de voluntad, de intento. Todo está en la mente. Todo
es una decisión mental. Lo ha sido cada día de nuestras vidas, hasta hoy. La
única condición es que para transmutar una cosa en otra ambas deben pertenecer
a la misma escala. Esto que parece elemental, no lo es tanto ya que no podemos
transmutar un sonido Do en un color rojo, o frío en optimismo. Pero sí podemos
cambiar enfermedad por salud, o pesimismo por optimismo.
Apreciad@
visitante.
En una próxima entrada, 3er y 4º Principios
Universales (2), veremos la conveniencia de saber cambiar de vibración nuestros
sentimientos.
Hasta entonces…
Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla.
Que tu Sol brille siempre.
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
Fuentes: Enseñanzas de Don Kali
y otras.
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