martes, 25 de septiembre de 2012

Recorriendo el “mapa” de los 7 principios universales


¿Recuerdas la entrada “Los 7 Principios Universales”? Hoy haremos un recorrido por él. En la gráfica están representados los 7 principios universales. No son los únicos pero sí los fundamentales. De ellos el primero y principal es el Principio del Mentalismo, del cual se “desprenden” los seis restantes, y todos ellos se interrelacionan.

Veamos con algunos ejemplos simples cómo funciona esto.

Según el Principio del Mentalismo, cuyo lema es “Todo es Mente”, los pensamientos son “cosas”, son “materia” y se manifiestan en lo exterior. Se convierten en sucesos, enfermedades, tropiezos o premios. Nadie es responsable de lo que a ti pueda ocurrirte en tu vida. Sólo tú eres el productor de todo lo que te suceda. Todo depende del clima mental en que tú vives. Tienes la libertad de escoger el bien (lo apropiado) o el mal (lo deficiente), lo negativo (lo perjudicial) o lo positivo (lo real). ¡Hágase según tu palabra! Lo que tú esperas que te suceda, sucederá; lo que tú decretes que suceda, ocurrirá. Lo que niegues no pasará. Cuando cambias tu modo de pensar, se transforma la manifestación exterior de lo que está en tu interior (en tu mente).
Según el Principio de Causa y Efecto (“Toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su casusa”), la mente es un motor. Los pensamientos son fuerza o energía que genera la mente (Principio del Mentalismo). Esta energía sale de tu mente en vibraciones (Principio de Vibración, cuyo lema es “Todo vibra, todo está en movimiento), en ondas que, según el Principio del Ritmo (“Todo fluye y refluye”) regresa a ti trayéndote el futuro que has recogido. Sí, has leído bien. El futuro es análogo a lo que has sembrado, es decir que si hablas bien de alguien o haces un acto humano a alguien, esas  palabras o ese acto salen en vibraciones que atraen a tu vida vibraciones iguales y te regresan aumentando el bien que hiciste.

Así podríamos continuar conociendo y reflexionando en esta entrada  sobre estos temas pero la amplitud de los mismos y su  relativa complejidad no me permiten en este pequeño espacio explicarlos de manera corta, como tú entenderás.

Me sumo a la opinión de muchas otras personas que escriben sobre el particular, y al igual que ellos te digo que no te dejes influenciar por lo que leas, sólo toma lo que te parezca prudente. Lo importante no es quien lo dice sino el conocimiento que reciba tu alma, dejando de lado los puntos de vistas de los demás pues lo primordial, lo trascendental es tu conocimiento interior y la riqueza y puesta en práctica, en tu vida cotidiana, de esos frutos que solamente están en ti.

¿De qué manera este “mapa” te representa?

Desde lo simbólico el árbol eres tú, bien anclado a la Madre Tierra a través de tus raíces; bien erguido alineándote así con el Universo. La copa del árbol representa el Universo con el cual no sólo estás alineado sino también en estrecha relación.

También la copa de tu árbol representa tu “cielo” (tu mundo espiritual, tu alma, tu íntimo, tu síquico; el mundo de tus ideas, tus sueños, tus pensamientos, tu mundo ´el mundo” de lo abstracto´), mientras que las raíces de tu árbol representan lo “terrenal” (lo material, lo concreto). No es conveniente que te quedes en uno u otro, sino que lo integres a los dos. Tal vez para ti quedarte en el “cielo” es muy bonito, o tal vez sea lo mejor permanecer en el mundo de lo material y no sólo con esto me refiero a lo económico. 

El “inconveniente” de quedarte en los extremos es que te puedes volver rígido de pensamiento y obra. Posiblemente, y así lo demuestra la vida misma, lo mejor sea transitar el espacio intermedio. Compara lo que te acabo de decir con lo siguiente: en el extremo “a” tienes el negro; en el otro extremo, “b”, tienes el blanco. Si te atreves a mezclar ambos “colores” te puedes encontrar con un espacio intermedio representado por  una amplia gama de grises y si transitas por  ese espacio te darás la oportunidad de experimentarte en nuevas y fructíferas facetas de tu vida.

Recuerda lo que ya tratamos en "de mis recuerdos (IV)". Si integras tu cielo con tu mundo material, tus sueños dejarán de ser solo eso, sueños.
Si integras ambos universos dejarás de “mirar” tus sueños y los podrás materializar en tu presente, en tu aquí  y ahora; en ésta, la única realidad que tienes.

Recuerda:
“Pedes in terra, ad sidera visus”


Apreciad@ visitante.
Te invito a que reflexiones sobre lo que has leído; así  irás preparando tu mente y tu corazón para poder continuar cavilando los siguientes principios y cómo aplicarlos a tu vida diaria.

Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille siempre.

Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez.

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