Esperando el Espíritu de la NavidadRe
Apreciad@ visitante
Muchas ciudades y pueblos de
diferentes países ya han encendido el alumbrado navideño y dan los últimos
preparativos para terminar los nacimientos, belenes y pesebres. Los comercios
ya tienen decoradas sus vidrieras recordándonos, ellos también, que estamos en
el “mes de comprar regalos”. De manera sutil los supermercados nos recuerdan (o
intentan apremiarnos) que no dejemos de comprar, con tiempo, los “productos de
navidad” ahorrándonos así algunos “dinerillos” evitándonos por un lado el
aumento de precio de los mismos y por otro las aglomeraciones de los compradores
de “último momento”. Podría decir que todo está preparado para conmemorar, una
vez más, la Navidad y despedir otro año.
Pero… la vida sigue su curso
.
Países en guerra; aumento del
calentamiento de nuestro planeta; los refugiados; la violencia de género; la
violencia doméstica; el desempleo; el alcoholismo y la drogadicción en menores
de edad; las familias desestructuradas; los atentados terroristas; la pederastia
en instituciones que nos cuesta creer por lo que son y por lo
que representan para la sociedad; la corrupción en las altas (y no tan altas esferas) de la política; la hambruna y la pobreza
extrema en el mundo. ¿Qué tienen en común estos sucesos? El
sufrimiento y el dolor.
Si nos quedamos con estos hechos
con toda certeza nos resultará muy difícil prepararnos
interiormente para recibir
el Espíritu
de la Navidad y el nuevo año, próximo a comenzar, puesto que nos
quedaríamos solo con aspectos
negativos que no construyen ya que nos muestran el lado más oscuro
de nuestra naturaleza humana.
Afortunadamente
todos los seres humanos estamos unidos
de alguna manera por una conciencia
colectiva solidaria que nos hace buscar el bien común y ayudar a que
se haga realidad. Para esto contamos con
distintas y numerosas instituciones
y ONGs
dedicadas a intentar mejorar la calidad de vida de niños, familias y
comunidades en las áreas más pobres del mundo. También están los comprometidos
y solidarios, silenciosos anónimos, que día a día realizan su labor
humanitaria: los voluntarios particulares que realizan una “donación” de su
tiempo luchando activamente por los valores que les dicta su corazón. Es esta
conciencia solidaria la que nos rescata de la “sombra” y nos ayuda a
desarrollarnos como mejores personas cada día.
Abramos la puerta de nuestro
corazón y recibamos al Espíritu de la Navidad, energía universal, que
llega a todos creyentes o no creyentes
por igual. Es esta energía de dar la que nos permite experimentar la alegría de compartir… nuestro tiempo, nuestras emociones,
nuestras experiencias
de vida y nuestro amor (como amor del Ser). Solo así daremos sentido a estas fiestas para que no sean
un “tiempo de consumismo” y sí un fluir de paz, amor y ayuda tanto a nuestro prójimo más cercano
–nuestra familia- como a aquel desconocido y lejano que forma parte de la
humanidad en sí misma.
Tregua de Navidad 1914
“Se conoce como
Tregua de Navidad un breve alto el fuego no oficial que ocurrió entre el Imperio
alemán y las tropas británicas estacionadas en el frente occidental de la Primera
Guerra Mundial durante la Navidad de 1914. La tregua comenzó en la víspera de
la Navidad, el 24 de diciembre de 1914 cuando las tropas alemanas comenzaron a
decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración cantando
villancicos, específicamente Stille Nacht (Noche de Paz). Las tropas británicas
en las trincheras al otro lado respondieron entonces con villancicos en inglés.
Ambos lados continuaron el intercambio gritando
saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto ya había llamadas a visitas en
la tierra de nadie, donde pequeños regalos fueron intercambiados: whisky,
cigarrillos, etc.
La tregua se propagó hacia otras áreas, y hay muchas
historias de partidos de fútbol entre las fuerzas enemigas.
En muchos sectores la tregua solo duró esa noche, pero
en algunas áreas duró hasta el año nuevo, e incluso hasta el mes de febrero.” Amanda Margarita Felger en www.youtube.com
Como aquellos soldados que
hicieron una “Tregua de Navidad”
detengamos por un momento nuestros
problemas, nuestras tristezas y resentimientos. Esto no detendrá las bombas ni
la violencia cotidiana, pero si conservamos
en estas fechas las ilusiones y los sueños construiremos un espacio interior de
armonía para el reencuentro, la esperanza, el perdón y el amor. Aspectos
positivos, por otra parte, que tendríamos que mantener todo el año.
Fuentes
Imágenes tomadas de la web
No hay comentarios:
Publicar un comentario