jueves, 1 de diciembre de 2016

Reflexión del mes de diciembre

Esperando el Espíritu de la NavidadRe

Apreciad@ visitante

Muchas ciudades y pueblos de diferentes países ya han encendido el alumbrado navideño y dan los últimos preparativos para terminar los nacimientos, belenes y pesebres. Los comercios ya tienen decoradas sus vidrieras recordándonos, ellos también, que estamos en el “mes de comprar regalos”. De manera sutil los supermercados nos recuerdan (o intentan apremiarnos) que no dejemos de comprar, con tiempo, los “productos de navidad” ahorrándonos así algunos “dinerillos” evitándonos por un lado el aumento de precio de los mismos y por otro las aglomeraciones de los compradores de “último momento”. Podría decir que todo está preparado para conmemorar, una vez más, la Navidad y despedir otro año.  


Pero… la vida sigue su curso
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Países en guerra; aumento del calentamiento de nuestro planeta; los refugiados; la violencia de género; la violencia doméstica; el desempleo; el alcoholismo y la drogadicción en menores de edad; las familias desestructuradas; los atentados terroristas; la pederastia en  instituciones  que nos cuesta creer por lo que son y por lo que representan para la sociedad; la corrupción en las altas (y  no tan altas esferas) de la política; la hambruna  y  la pobreza extrema en el mundo. ¿Qué tienen en común estos  sucesos? El sufrimiento y el dolor.

Si nos quedamos con estos hechos con toda certeza nos resultará muy difícil prepararnos interiormente para recibir el Espíritu de la Navidad y el nuevo año, próximo a comenzar, puesto que nos quedaríamos solo con aspectos negativos que no construyen ya que nos muestran el lado más oscuro de nuestra naturaleza humana.




Afortunadamente todos los seres humanos estamos unidos de alguna manera por una conciencia colectiva solidaria que nos hace buscar el bien común y ayudar a que se haga realidad. Para esto  contamos con  distintas y numerosas instituciones y ONGs dedicadas a intentar mejorar la calidad de vida de niños, familias y comunidades en las áreas más pobres del mundo. También están los comprometidos y solidarios, silenciosos anónimos, que día a día realizan su labor humanitaria: los voluntarios particulares que realizan una “donación” de su tiempo luchando activamente por los valores que les dicta su corazón. Es esta conciencia solidaria la que nos rescata de la “sombra” y nos ayuda a desarrollarnos como mejores personas cada día.

Abramos la puerta de nuestro corazón y recibamos al Espíritu de la Navidad, energía universal, que llega a todos  creyentes o no creyentes por igual. Es esta energía de dar la que nos permite experimentar la alegría de compartir… nuestro tiempo, nuestras emociones, nuestras experiencias de vida y nuestro amor (como amor del Ser). Solo así daremos sentido a estas fiestas para que  no sean  un “tiempo de consumismo” y sí un fluir de paz, amor  y ayuda tanto a nuestro prójimo más cercano –nuestra familia- como a aquel desconocido y lejano que forma parte de la humanidad en sí misma.

Tregua de Navidad 1914

 “Se conoce como Tregua de Navidad un breve alto el fuego no oficial que ocurrió entre el Imperio alemán y las tropas británicas estacionadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la Navidad de 1914. La tregua comenzó en la víspera de la Navidad, el 24 de diciembre de 1914 cuando las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración cantando villancicos, específicamente Stille Nacht (Noche de Paz). Las tropas británicas en las trincheras al otro lado respondieron entonces con villancicos en inglés.
Ambos lados continuaron el intercambio gritando saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto ya había llamadas a visitas en la tierra de nadie, donde pequeños regalos fueron intercambiados: whisky, cigarrillos, etc.
La tregua se propagó hacia otras áreas, y hay muchas historias de partidos de fútbol entre las fuerzas enemigas.
En muchos sectores la tregua solo duró esa noche, pero en algunas áreas duró hasta el año nuevo, e incluso hasta el mes de febrero.” Amanda Margarita Felger en www.youtube.com


Como aquellos soldados que hicieron una “Tregua de Navidad” detengamos  por un momento nuestros problemas, nuestras tristezas y resentimientos. Esto no detendrá las bombas ni la violencia cotidiana, pero si  conservamos en estas fechas las ilusiones y los sueños construiremos un espacio interior de armonía para el reencuentro, la esperanza, el perdón y el amor. Aspectos positivos, por otra parte, que tendríamos que mantener todo el año.





Fuentes

Imágenes tomadas de la web



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