En todos los países existe un
día especial para recordar a los familiares y amigos que ya no están con
nosotros. Sin embargo, todos celebran el día de los muertos o día de los difuntos de diferentes modos, dependiendo
del país, religión y cultura.
Hoy te propongo “honrar a nuestros ancestros”, para conmemorar
a nuestros familiares que ya no están en esta dimensión terrenal, haciendo un
homenaje a todos ellos recordándolos, amándolos y agradeciéndoles lo que nos
regalaron: amor.
Honrar es
una palabra que solemos usar asiduamente pero, como sucede con muchas otras,
desconocemos su significado.
Honrar es respetar, enaltecer. Mirar a una persona desde la honra, es mirarla completa, con su historia tal cual haya
pasado.
En este homenaje respetuoso todos nuestros familiares difuntos deben
estar presentes y esto incluye a los excluidos de nuestro sistema familiar como por
ejemplo, hijos fallecidos antes o después de nacer; los exiliados, deportados, encarcelados con razón o sin ella, excluidos a los que ya no se los menciona más.
Es importante
que vuelvan a ser integrados a la
familia puesto que aquél que estuvo sigue perteneciendo a nuestro sistema familiar;
si no es respetado y honrado, otro miembro de la familia lo representará. Ésa es la razón por la que hay que tenerlo en
cuenta. Lo
grave no es la muerte en sí, sino que alguien sea excluido.
Honremos a todos los difuntos de nuestro sistema familiar; tomemos
de ellos lo mejor,
absorbamos todo
lo bueno, y si hay una historia triste o
lamentable
mirémosla con amor y dejémosla con ellos puesto que ellos son los grandes y nosotros los
pequeños.
Tengamos presente que
nuestros difuntos, que vinieron a este mundo antes que nosotros, nos sostienen,
de alguna manera, pues somos consecuencia de lo que ellos fueron, vivieron y
experimentaron.
Son parte de nuestros genes y
de nuestro ser y, tan solo por eso –porque si ellos no hubieran existido tal
vez nosotros tampoco existiríamos-, debemos honrarlos y estarles agradecidos reconociendo el habernos dado la
oportunidad de existir.
Yo me imagino que todos mis difuntos, están a mis espaldas
sosteniéndome para que no caiga y, a la vez, impulsándome hacia delante, hacia
la dirección que debo tomar. Son mis “ángeles” protectores que me acompañan en todo momento. Ahí están, dentro
de este ejército guardián incondicional: mi padre, mis madres, mis
tíos y mis tías, mis primos y mis primas,
mis abuelos y mis bisabuelos.
A mis abuelos los conocí por
fotos y por sus historias de vida que mis padres me relataron; del mismo modo
lo fue también con algunos de mis
primos. Y aunque no los haya conocido
personalmente ellos están ahí. Todos están
ahí. Me miran con amor. Y de
ellos tomo la fuerza para construir mi
propia historia.
“Adentro están aquellos
que ya no están más. Por eso cuida el amor, que es nuestro único alimento pare
ser felices”
Aunque las personas que amamos ya no estén más con nosotros, siguen vivas en
nuestro corazón.
Una persona puede morir,
pero mientras las otras personas con las que estuvo vinculado sigan con vida, las
relaciones se siguen transformando de manera permanente.
Si las relaciones siempre se
mantienen vivas, es porque las personas que ya no están en el plano físico, de cualquier manera
continúan latiendo no sólo en nuestros corazones, sino en todo nuestro ser.
No de forma metafórica, sino
real, cualquiera de nosotros, somos consecuencia
de todos nuestros ancestros que viven en nosotros,
que son ya parte de nuestro ser, es
por ello que hoy te propongo honrarlos.
Es verdad que necesitamos
recordar y honrar a nuestros antepasados para que, como dice Burke, podamos mirar hacia adelante.
Sin embargo, es cierto que
muchas personas, cuando pierden a sus seres amados, se quedan prendidos a su recuerdo y, en nombre de una lealtad mal entendida, entierran
su corazón junto al de ellos y no vuelven a amar ni a vivir, ni a sentir. Están
vivos, pero sin estarlo, muertos en vida.
"Sería mucho mejor para nuestros distinguidos antepasados
alabarles con menos palabras y con más acciones nobles." –Horace Mann-
Creo que no es lealtad y no
se puede honrar de esta manera a los seres que nos dieron la oportunidad de
estar en el mundo. La verdadera manera de agradecerles a aquellos que ya no
están, es siendo felices, viviendo intensamente
por ellos y por nosotros.
Jorge Bucay
dice que es un error tener un sueño, alcanzarlo,
y no disfrutarlo porque nuestros
seres queridos no tuvieron la oportunidad de hacer algo similar como hacer un
viaje a Europa, conocer el mar, visitar las pirámides
de Egipto, tener una casa en el campo
o en la playa, etc.
Debemos hacer todo lo contrario, dice Bucay, si ahora yo tengo la oportunidad de viajar o
de tener aquello que tanto soñó mi padre, mis madres, mis tíos o mis abuelos,
debo disfrutarlo al doble y agradecer la vida
y [que ahora yo tenga] esa oportunidad que ellos no tuvieron.
Esa es la verdadera manera de
honrar a nuestros antepasados.
Por lo expuesto anteriormente,
te sugiero algo apreciad@ visitante: en estos días que aún quedan para la
conmemoración de nuestros difuntos, y también después, si lo decides, honra
a tus antepasados disfrutando cada cosa que
la vida te dé, ya se trate de un día
con sol, un rico plato de comida, un
paseo por el campo, una tarde con los amigos, o con tu pareja, o con tus hijos, la lectura de un libro o
disfrutar de tu programa de televisión. Escucha esa música favorita y también
la tuya y disfrútala en nombre de ti y de ellos. Haz algo que ellos siempre
hubieran deseado y no pudieron y ofréceselos. Si siempre quisieron ir a algún
lugar, prepara la visita, ve a ese sitio y disfrútalo intensamente diciendo: hoy quiero dedicarte esto a ti, lo voy a disfrutar con todos mis
sentidos y va a ser mi manera de honrarte y agradecerte por todo lo que me
diste y aún me das.
Claro, puedes decirlo con tus
propias palabras, pero la idea es que disfrutes y no lo sufras,
que goces y compartas ese gozo con esa persona o personas que tanto te
amaron, que tanto te dieron… y, aun sin que haya sido así, de una u otra
manera, les debemos algo, el estar vivos
y, solo por
eso, ya es motivo suficiente para
honrarlos, ¿no lo crees?
Otra manera de honrar a nuestros antepasados es disfrutando de algo que hacíamos con ellos.
Leer el libro que te leía tu madrina,
comer lo que te preparaba tu tía o
tu abuela, comprar las flores que
les gustaban, visitar sus lugares
preferidos, recordar sus historias y
sus anécdotas, ver sus fotografías y colocarlas a la vista hablando con ellos y
diciéndoles todo lo que les agradeces, o bien escribiéndoles una carta. Estas son solo algunas alternativas, tú puedes crear las tuyas utilizando tu creatividad y tu imaginación.
Tal vez lo único que haga
falta, es que, en este mismo momento, cierres los ojos, trates de recordarlos y
les digas desde lo más profundo:
Muchas gracias. Gracias por haber existido y permitirme que yo
existiera. Les agradezco de todo corazón.
Apreciad@ visitante
"Vivir en sintonía con
nuestros muertos y confiar en ellos, sana y nos da fuerza. Así los honramos y,
con ello, nuestro sistema familiar está en orden."
Muchas
personas, diría casi todas, tienen la idea de que los muertos ya no están. ¿Pero
a dónde podrían ir? De cierta manera están ausentes. Sin embargo, permanecen presentes en nuestro corazón… y en
nuestros recuerdos.
Nuestros
muertos están y nos sostienen.
Ciertamente hablar sobre la
muerte, y particularmente de la de un ser querido, no es un tema fácil por todo
lo que ello conlleva: nos duele la separación, nos duele el corazón, nos duele
el alma. El saber que ya no está con nosotros hace que la herida todavía duela
más. Y aunque hayamos elaborado el duelo de esa pérdida, no por eso olvidamos
cuando ya terminó el proceso.
Por eso es importante, y
necesario, reconocer,
agradecer
y honrar
a todos los difuntos de nuestra
familia a quienes llevamos en nuestro corazón. Tomémonos el tiempo para vivir
el duelo, pero demos permiso al fallecido para irse; cuanto más haya sido amado
y respetado, tanto más fácil le será alejarse. Permitámosle que se retire para
que lo pasado pueda realmente terminar.
En términos generales se
puede decir que existen dos tipos de
duelos: el que es soberbio y el que es humilde. El primero es extenso, y es querer retener al que falleció. El segundo, por el contrario es pleno,
muy doloroso pero
desprende y permite lo nuevo: fluir con la
vida y que ella fluya en nosotros o dicho en otras palabras darnos el
permiso para seguir viviendo.
Para terminar esta entrada
comparto contigo una poesía y un vídeo que me llegó por e-mail.
La muerte no es nada, solo he pasado a la habitación de al
lado
La
muerte no es nada. Yo sólo me he ido a la habitación de al lado. Yo soy
yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo.
Recen, sonrían, recuérdenme…
Llámame por el nombre que me has llamado
siempre, háblame como siempre lo has hecho. No lo hagas con un tono diferente,
de manera solemne o triste Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que
se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno,
sin rastro de sombra.
La vida es lo que es lo que siempre ha
sido. El hilo no está cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de tus pensamientos,
simplemente porque estoy fuera de tu vista?
Te espero… No estoy lejos, justo del
otro lado del camino… ¿Ves?, todo está bien. Volverás a encontrar mi corazón.
Volverás a encontrar mi ternura acentuada. Enjuga tus lágrimas y no llores más
si me amas.
Letra de la canción
Recuesta tu cabeza…
…y te cantaré una nana.
Volveremos a los sueños de loo-li lai-lay.
Y te cantaré para que te duermas…
Y te cantaré mañana…
Bendigo con amor el camino que recorres.
Puede que navegues lejos, por los campos de la fortuna.
Con diamantes y perlas en tu cabeza y tus pies.
Y puede que
nunca necesites ahuyentar la desgracia.
Puede que encuentres amabilidad en todos los que
conozcas.
Puede que siempre haya ángeles para cuidarte…
…para guiarte en cada paso del camino.
…para cuidarte y mantenerte a salvo de todo mal.
Loo-li, loo-li, lai-lay.
Puede que traigas amor…
…y puede que traigas felicidad.
Que seas amado hasta el fin de tus días.
Ahora, duerme.
No significa que vaya a cuidarte.
Simplemente me mantendré aquí un rato y te cantaré loo-li lai-lay.
Puede que siempre haya ángeles para cuidarte…
…para guiarte en cada paso del camino.
…para cuidarte y mantenerte a salvo de todo mal.
Loo-li, loo-li, lai-lay.
Loo-li, loo-li, lai-lay.
Te deseo una
Larga Vida y Sabiduría para Vivirla. Que tu Sol brille Siempre.
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
Fuentes
Parte de mi autoría y otras tomadas de:
Imágenes tomadas de la
web
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