Reflexión del mes de agosto
“Pablo se parecía mucho a su
papá. Todo el mundo lo notaba. Se llamaba igual que su papá. Hasta caminaba y
hablaba como su padre. Un día mientras Pablo pensaba en eso, se dijo: “Todos dicen que
soy como papá. Pero hay algo en que no nos parecemos. Papá gana su dinero y yo no
gano nada, aunque trabajo mucho aquí en casa. Todo el que trabaja recibe un sueldo.
Yo trabajo más que todo para mi mamá. Le
cobraré a mamá por el trabajo que hago y así tendré dinero para gastar”.