El ángel de
diciembre es un ángel de generosidad.
El ángel de diciembre celebra con nosotros este
tiempo de dar regalos a todas las criaturas salvajes y a todos los hijos de
Dios. El ángel de diciembre nos guía a unir nuestras manos con personas de
todas las razas y religiones, reconociendo a todos, compartiendo la responsabilidad de repartir alegría y
salud en la tierra.
Inspirados por el ángel de diciembre, podemos
celebrar esta temporada la hermandad haciendo una acción de amor cada día de
diciembre tratando de dar calor y luz en otra vida.
Apreciad@visitante.
Hoy más que nunca en nuestra sociedad se ha
acentuado la exaltación -como valores supremos-, de la comodidad, el éxito
personal y la riqueza material haciendo que, en apariencia, la práctica de la
generosidad, el dar y el darse, ya no sea “moneda
de curso legal”.
Generosidad,
¿un valor pasado de moda?
Generosidad: concepto que, sin darnos cuenta,
se está perdiendo poco a poco porque entre otras cosas, much@s creen que cuando
damos algo por nada es que hay una intención detrás, sin detenerse a pensar que
aún existimos los que damos desde el Amor a los demás y muchas veces, casi
siempre, desde el propio olvido. A pesar de lo mucho que se empeñe la
desvalorización de la sociedad en general, todavía, hay muchas personas que son
ejemplos silenciosos de generosidad porque son actos de verdadero Amor
desinteresado. No me atrevo a citar ejemplos de mujeres y hombres que son modelos
que sin duda deberíamos seguir, y no me atrevo, porque la lista es muy larga y
el olvidarme de alguien sería una falta de consideración y respeto.
Solo digo que: al que tuvo hambre y le dimos de
comer; tuvo sed y le dimos de beber; fue extranjero y lo recibimos; estuvo desnudo y lo vestimos;
enfermo y lo visitamos; en la cárcel y fuimos a ellos; son actos de
generosidad.
Sonreír a los demás, siempre; tener un pequeño
detalle con nuestra familia tan simple como respetar el silencio y las
decisiones del otr@ o como dejar que los demás escojan la película que se va a
ver este fin de semana; leerle el periódico al vecin@ que quedó cieg@ y está
sol@ -y mi lista queda incompleta-, son actos de generosidad.
Incluso con nuestros defectos y miserias,
porque son partes innegables de nuestra
humanidad, cuando nos volcamos hacia los demás olvidándonos de nosotros mismos,
podemos hacer una diferencia en la vida de alguien y en la nuestra.
Cuando se entrega lo que sólo uno puede dar y
que no puede comprarse en ningún centro comercial, es cuando la Verdad se ilumina
y sobre todo, cuando entendemos y vivimos la generosidad en su más profundo
sentido: la entrega de sí mismo.
Dejemos en nuestra vida un poco de lugar a los
demás y entreguemos lo que tenemos, así, sin más. En silencio, sin reflectores.
Ahí, donde está la Paz.
Te deseo una larga vida y sabiduría para
vivirla. Que tu Sol brille siempre.
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
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