Pocos días faltan ya para la celebración de la
Navidad y el Año Viejo. Muchas aldeas,
pueblos y ciudades se han engalanado con sus mejores trajes de luces y de
colores sin que falten villancicos que se dejan oír en algunas de sus calles.
En estos días las expresiones que más se repiten
son ¡Feliz Navidad y Próspero Año nuevo! Las tarjetas de felicitaciones, los
anuncios publicitarios y las comidas o cenas de empresa o entre amigos también
están presentes.
En las calles, en los comercios, en los puestos
de los mercados, puede sentirse la emoción por los festejos que se aproximan.
Nuestro campo emocional está más que nunca
inmerso en una vibración baja por tanta emoción que lo mantiene más unido a lo
material que a lo espiritual debido a que nuestra mente está más dirigida a
aquél que a éste.
La ausencia de seres queridos, ya sea por
fallecimiento o por separación, la soledad, familias que viven una situación de
desempleo o de ajuste económico, el gasto doméstico, la presión social que
incita a gastar, los proyectos no logrados, las metas no alcanzadas, son sólo algunos ejemplos de los efectos (de las causas) que parecen perforarnos por dentro como si una fuerza gigantesca nos
llevara en descenso hacia la tristeza, el desasosiego y la inquietud, en parte,
por un futuro incierto.
El reencuentro con familiares y conocidos que no
siempre son de nuestro agrado o con los cuales tenemos algún conflicto y nos
sentimos obligados a compartir una de
estas fiestas, o ambas, también son grandes emociones que provocan una baja vibración que perjudican el
equilibrio de nuestro campo físico y mental. Si a esto le sumamos nuestros
conflictos personales, enfados, resentimientos, rencores…nos quedamos atrapados
en una desarmonía que es conveniente corregir.
Para ello es de gran utilidad trabajar con tres grandes Principios
Universales:
v El Principio del Perdón que nos permitirá la liberación de energía
discordante provocada por todos esos sentimientos negativos.
v
El Principio de la Gratitud (y su subsidiario, el Principio del
Reconocimiento). Este Principio, cuando lo ejercemos desde el corazón,
es una llave para la Abundancia tanto espiritual como material y abre la
puerta de los grandes recursos del Universo. Hayamos vivido lo que hayamos
vivido, siempre tendremos cosas que agradecerle a la vida o a los demás. En
vez de enfocarnos en las pérdidas, los “fracasos” o las experiencias dolorosas,
démonos el tiempo y el espacio de hacer una evaluación más equilibrada, tomando
en cuenta las bendiciones obtenidas durante el año.
v El Principio de las Bendiciones. La palabra bendición (bien
decir) tiene un gran poder en sí misma y cuando bendecimos genuinamente y desde
el corazón, estamos trayendo el bien a una persona,
a una situación, a una condición,
o a cosas de nuestra vida.
Al bendecir a todo lo creado, que es bendecir la Creación misma, estamos llenando de energía divina aquello que
bendecimos; este acto de bendecir no sólo nos abre a las bendiciones del
Universo sino que también nos multiplica el ciento por uno nuestras propias
bendiciones.
Apreciad@ visitante.
Las fiestas están a la
vuelta de la esquina, pero recuerda
que todo no debe ser comida, bebida y
costosos regalos. Lo conveniente es que prepares de una manera distinta,
especial, tu casa. Usa tu imaginación y tu creatividad. Si es necesario mira
revistas o páginas de Internet con temas
de decoración navideña.
Involucra a tus amigos y/o
familiares para decorar tu hogar con elementos y materiales que seguramente
tienes a mano (recuerdo lo que me decía
una de mis profesoras de pintura decorativa: “si no lo puedes comprar…hazlo tu
mismo”).
Seguramente ellos se sentirán útiles al ayudarte, tú te
sentirás más aliviado al hacer el trabajo y, todos, al terminar las tareas, gozarán
no sólo del tiempo compartido en equipo, sino también el de haber contribuido con sus “lluvias”
de ideas.
Te aseguro, y lo digo por experiencia propia, que sólo ese trabajo
conjunto es una gran fiesta de la que
ninguno de los participantes se olvidará nunca.
También prepara tu alma para
vivir estas noches de festejos de una manera más humana y solidaria.
Y así, con todo ya
preparado, disponte a darle la bienvenida
al Espíritu de la Navidad y a los Ángeles de la Abundancia, de la Prosperidad,
del Suministro y de la Opulencia y al Nuevo Año.
Nota:
en una próxima entrada te dejo un vídeo para que, si lo deseas, trabajes con el
Principio del Perdón.
Mi
Cristo Interno saluda y bendice a tu Cristo Interno
Jesús
de los Ángeles Rodríguez Martínez
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