viernes, 14 de diciembre de 2012

Preparándonos para estas fiestas




Pocos días faltan ya para la celebración de la Navidad y el Año Viejo.  Muchas aldeas, pueblos y ciudades se han engalanado con sus mejores trajes de luces y de colores sin que falten villancicos que se dejan oír en algunas de sus calles.

En estos días las expresiones que más se repiten son ¡Feliz Navidad y Próspero Año nuevo! Las tarjetas de felicitaciones, los anuncios publicitarios y las comidas o cenas de empresa o entre amigos también están presentes.

En las calles, en los comercios, en los puestos de los mercados, puede sentirse la emoción por los festejos que se aproximan.

Nuestro campo emocional está más que nunca inmerso en una vibración baja por tanta emoción que lo mantiene más unido a lo material que a lo espiritual debido a que nuestra mente está más dirigida a aquél que a éste.

La ausencia de seres queridos, ya sea por fallecimiento o por separación, la soledad, familias que viven una situación de desempleo o de ajuste económico, el gasto doméstico, la presión social que incita a gastar, los proyectos no logrados, las metas no alcanzadas,  son sólo algunos ejemplos  de los efectos (de las causas)  que  parecen perforarnos  por dentro como si una fuerza gigantesca nos llevara en descenso hacia la tristeza, el desasosiego y la inquietud, en parte,  por un futuro incierto.

El reencuentro con familiares y conocidos que no siempre son de nuestro agrado o con los cuales tenemos algún conflicto y nos sentimos  obligados a compartir una de estas fiestas, o ambas, también son grandes emociones que  provocan una baja vibración que perjudican el equilibrio de nuestro campo físico y mental. Si a esto le sumamos nuestros conflictos personales, enfados, resentimientos, rencores…nos quedamos atrapados en una desarmonía que es conveniente corregir.  Para ello es de gran utilidad trabajar con tres grandes Principios Universales:

v El Principio del Perdón que nos permitirá la liberación de energía discordante provocada por todos esos sentimientos negativos.

v El Principio de la  Gratitud (y su subsidiario, el Principio del Reconocimiento). Este Principio, cuando lo ejercemos desde el  corazón,  es una llave para la Abundancia tanto espiritual como material y abre la puerta de los grandes recursos del Universo. Hayamos vivido lo que hayamos vivido, siempre tendremos cosas que agradecerle a la vida o a los demás. En vez de enfocarnos en las pérdidas, los “fracasos” o las experiencias dolorosas, démonos el tiempo y el espacio de hacer una evaluación más equilibrada, tomando en cuenta las bendiciones obtenidas durante el año.


v El Principio de las Bendiciones. La palabra bendición (bien decir) tiene un gran poder en sí misma y cuando bendecimos genuinamente y desde el corazón, estamos trayendo el bien  a una persona, a una  situación, a una condición, o a cosas de nuestra vida.  Al bendecir a todo lo creado, que es bendecir la Creación misma,  estamos llenando de energía divina aquello que bendecimos; este acto de bendecir no sólo nos abre a las bendiciones del Universo sino que también nos multiplica el ciento por uno nuestras propias bendiciones.

Apreciad@ visitante.
Las fiestas están a la vuelta de la esquina, pero recuerda que todo no debe  ser comida, bebida y costosos regalos. Lo conveniente es que prepares de una manera distinta, especial, tu casa. Usa tu imaginación y tu creatividad. Si es necesario mira revistas o páginas de Internet  con temas de decoración navideña.

Involucra a tus amigos y/o familiares para decorar tu hogar con elementos y materiales que seguramente tienes a mano (recuerdo lo que  me decía una de mis profesoras de pintura decorativa: “si no lo puedes comprar…hazlo tu mismo”).

 Seguramente  ellos se sentirán útiles al ayudarte, tú te sentirás más aliviado al hacer el trabajo y, todos, al terminar las tareas, gozarán no sólo del tiempo compartido en equipo,  sino también el de haber contribuido con sus “lluvias” de ideas. 

Te aseguro, y lo digo por experiencia propia, que sólo ese trabajo conjunto es una gran fiesta de la que ninguno de los participantes se olvidará nunca. 

También prepara tu alma para vivir estas noches de festejos de una manera más humana y solidaria.

Y así, con todo ya preparado, disponte a darle la bienvenida al Espíritu de la Navidad y a los Ángeles de la Abundancia, de la Prosperidad, del Suministro y de la Opulencia y al Nuevo Año.

Nota: en una próxima entrada te dejo un vídeo para que, si lo deseas, trabajes con el Principio del Perdón.

Mi Cristo Interno saluda y bendice a tu Cristo Interno

Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez

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