Jennifer Delgado,Yahoo Noticias mié., 26 jun. 15:27
CEST
Hubo una época, no muy distante,
en la que la homosexualidad fue considerada como un trastorno mental. Y al igual que el resto de los trastornos
psiquiátricos, se aplicaban diferentes tratamientos – algunos más atroces que
otros – para intentar “curarla”.
La homosexualidad a través de los
ojos de Freud. [Foto: Getty]
No fue hasta el 1973 que la Asociación
Americana de Psiquiatría (APA) decidió eliminar la homosexualidad del “Manual de Diagnóstico
de los Trastornos Mentales” y
condenó cualquier ley discriminatoria contra las personas por su orientación
sexual.
Décadas antes, sin embargo, Sigmund
Freud ya había dejado atrás esa visión prejuiciada adoptando un enfoque
revolucionario para su época, una época en la que la homosexualidad era uno
de los peores problemas que podía tener una persona y en la que la postura más
progresista se limitaba a buscar una “cura”.
La contundente respuesta de Freud
a una madre turbada por la homosexualidad de su hijo
En 1935
Sigmund Freud escribió una misiva a una madre que buscaba tratamiento para la
aparente homosexualidad de su hijo. En la carta, publicada en la International Journal of Psycho-Analysis, Freud
comienza preguntándose la razón por la cual la señora evita mencionar la
palabra “homosexualidad”, aunque es evidente que es el tema que le preocupa. Al
abordar directamente la homosexualidad evitando un lenguaje eufemístico, Freud
no deja cabida a la ocultación enfermiza de la realidad, un fenómeno que a
menudo termina estigmatizando y segregando lo que se pretende ignorar
Fragmento de la carta de Sigmund
Freud a una madre preocupada por la homosexualidad de su hijo. [Imagen:
Wikipedia]
Más adelante en la misiva, Freud
no solo despatologiza la homosexualidad, sino que intenta eliminar cualquier
vestigio del estigma moral que la rodea.“La homosexualidad […] no es
nada de lo cual avergonzarse, no hay vicio, no hay degradación, no puede ser
clasificada como una enfermedad; consideramos que es una variación de la
función sexual”.
Luego añade: “Muchos
individuos altamente respetables de los tiempos antiguos y modernos han sido
homosexuales, varios de los hombres más grandes entre ellos Platón, Miguel
Ángel, Leonardo da Vinci, etc. Es una gran injusticia perseguir la
homosexualidad como un crimen, y también una crueldad”.
Vale aclarar que, aunque Freud no
escribió ninguna obra dedicada por completo a la homosexualidad, abordó este
tema en diferentes ocasiones. En uno de sus primeros artículos, “La moral
sexual cultural y la neurosis moderna” condenó la intolerancia que sufrían las personas homosexuales: “Una de
las más evidentes injusticias sociales es la de que el estándar cultural exija
de todas las personas la misma conducta sexual, que, fácil de observar para
aquellas cuya constitución se lo permite, impone a otros los más graves
sacrificios psíquicos”.
De hecho, Freud tampoco creía que
el tratamiento de la homosexualidad - al menos lo que existían en su época -
fueran eficaces. Lo dice directamente en la carta que envió a aquella madre
preocupada y añade casi al final de la misma: “Lo que el análisis puede
hacer por su hijo va en una dirección diferente. Si es infeliz, neurótico, está
desgarrado por conflictos o inhibido en su vida social, el análisis
puede brindarle armonía, paz mental y plena eficiencia, ya siga siendo
homosexual o cambie”.
Cinco años antes, en 1930, Freud
había firmado una declaración en la que se rechazaban las leyes Austro-germanas
que penalizaban las relaciones homosexuales, afirmando que se trataba de una
violación de los derechos humanos.
De hecho, el padre del
psicoanálisis se negaba a considerar a las personas homosexuales como un grupo
especial porque no creía que fuera lícito colocar etiquetas según la
orientación sexual. No solo creía en una sexualidad libre sino
que, aunque le confería una gran importancia, estaba convencido de que
no podía convertirse en una excusa para discriminar a las personas.
Padres, ¡tomad nota! La
homosexualidad no es un problema, la homofobia sí
El amor auténtico es libre e
incondicional. [Foto: Getty]
Apreciad@ visitante
Un año más
el colectivo LGTB celebra su día en distintos lugares del mundo, pero lamentablemente
sólo en aquellos países en los que les está permitido. Tal vez algunos se
atrevan a hacerlo a costa de su propia integridad. Desde este espacio que es el
tuyo, el mío y el de tod@s llamo una vez más a la reflexión. Señores padres,
¡tomen nota! La homosexualidad no es una enfermedad ni representa un
problema en sí misma. En cambio, la homofobia sí lo es porque es la
enfermedad de la ignorancia con sus consecuencias: intolerancia,
agresión física y verbal, marginalización, burlas, falta de oportunidades,
encarcelamiento, muerte, entre otras. Por eso si hay algo que cambiar, cambiemos
la ignorancia por la SABIDURIA. Y como diría el padre Ceschi…” ¿Lo
comentamos en familia?”
Que tengas una larga vida y que tu Sol brille siempre.
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
Benvolgut i benvolguda
visitant
Un any més el col·lectiu
LGTB celebra el seu dia en diferents llocs del món, però lamentablement només
en aquells països en els quals els està permès. Tal vegada alguns s´atrevisquen
a fer-ho a costa de la seua pròpia integritat. Des d´aquest espai que és el
teu, el meu i el de tots i totes dic una vegada més a la reflexió. Senyors pares,
prenguin nota! L´homosexualitat no és una malaltia ni representa un problema en
si mateixa. En canvi, l´homofòbia sí que ho és perquè és la malaltia de la
ignorància amb les seues conseqüències: intolerància, agressió física i verbal,
marginalització, burles, falta d´oportunitat, empresonament, mort, entre
altres. Per això si hi ha alguna cosa que canviar, canviem la ignorància per la
SAVIESA.
I com diria el pare
Ceschi... “El comentem en família?
Que
tingues una llarga vida i que el teu Sol brille sempre
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez