lunes, 26 de noviembre de 2012

La palabra: energía y poder


Lo que le dices a tus semejantes, te lo dices a ti mismo.

Apreciad@ visitante.

Si  cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra afecta no solo a quien se la dirigimos, sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos  por tanto presta mucha atención a las palabras que usas.

Las palabras que emitimos son el reflejo de  nuestro mundo interior.

Si constantemente te repites que no tienes suerte en la vida, luego no te lamentes si sientes que la fortuna nunca llama a tu puerta. Tus pensamientos y las palabras que son su manifestación tienen el  poder de construir tu futuro.

En la vida todo es una cuestión de confianza,  actitud y decisión. Si no crees en tus capacidades y en tus aptitudes, si no crees que tú puedes, estas emanando hacia los demás y hacia tu entorno una energía de baja vibración que provoca en los demás suspicacia y rechazo. Por el contrario si mantienes una actitud positiva transmites firmeza en los demás.

“No es lo que entra por su  boca lo que contamina al hombre,  sino lo que de su boca  sale; porque lo que de la boca sale, del corazón procede”.  En estos mensajes puedes  percibir una clara advertencia sobre el cuidado de las palabras que salen de tu boca como también las palabras no dichas pero sí sentidas porque por el Principio de Correspondencia y su subsidiario, el  Principio de Atracción o Boomerang, todo lo que tú dices, todo lo que sientes, todo lo que  piensas para ti y para los demás eso mismo estás atrayendo a tu vida. Es conveniente que recuerdes que las palabras son el medio de manifestación y  de expresión de tu espíritu y es por ello que tienes  que entrenarte hasta adquirir la capacidad de transmitir con tu lenguaje la fuerza creadora que siempre está presente en tu interior.

Cuando te haces consciente de esto ya no te es válido decir  “es que no lo sabía” porque lo que emites ya sea de alta o baja vibración, expande una onda con unos efectos sobre ti, sobre los demás y sobre tu  entorno, y genera unas consecuencias favorables o desfavorables según que tus palabras sean o hayan sido de alta o baja vibración respectivamente.

La palabra es magia pura y al decir magia quiero significar su verdadero significado: creación. Es por ello que, el que seas impecable con tus palabras deja de ser un lujo para ser una necesidad.

La palabra como instrumento de creación.


“Con desear una cosa, es la cosa misma que empieza”, dice Evans. Es decir que la cosa deseada ha comenzado su manifestación desde el corazón del Infinito hacia ti, es la aproximación de la cosa misma que produce en ti  una impresión que se llama deseo. Pedir es expresar un deseo, y cuando pides  con confianza, tocas un resorte especial que impulsa hacia ti lo que deseas. El Nazareno reconoció esta Ley cuando dijo “Pedid y os será dado”, “Golpead y se os abrirá”, “Pedid con insistencia”  porque sabía que YO SOY-DIOS- es la Sustancia de toda Provisión.
El primer paso de la materialización de un deseo es el pensamiento. Deseamos obtener algo y se concreta en la mente que lo transmite por la voz y se materializa por la vibración de la palabra.

Sin pensamiento no hay intención y por consiguiente no hay decreto.

En una próxima entrada veremos qué es un decreto y qué lo  diferencia de una afirmación.

Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille siempre

Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez 

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