Lo que le dices a tus
semejantes, te lo dices a ti mismo.
Apreciad@ visitante.
Si cada
uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada
palabra afecta no solo a quien se la dirigimos, sino también a nosotros mismos
y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos por tanto presta mucha atención a las
palabras que usas.
Las
palabras que emitimos son el reflejo de
nuestro mundo interior.
Si constantemente te repites que no tienes suerte
en la vida, luego no te lamentes si sientes que la fortuna nunca llama a tu
puerta. Tus pensamientos y las palabras que son su manifestación tienen el poder de construir tu futuro.
En la vida todo es una cuestión de
confianza, actitud y decisión. Si no
crees en tus capacidades y en tus aptitudes, si no crees que tú puedes, estas emanando
hacia los demás y hacia tu entorno una energía de baja vibración que provoca en
los demás suspicacia y rechazo. Por el contrario si mantienes una actitud
positiva transmites firmeza en los demás.
“No es lo
que entra por su boca lo que contamina
al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que de la boca sale, del
corazón procede”. En estos mensajes puedes percibir una clara advertencia sobre el
cuidado de las palabras que salen de tu boca como también las palabras no
dichas pero sí sentidas porque por el Principio de Correspondencia y su
subsidiario, el Principio de Atracción o
Boomerang, todo lo que tú dices, todo lo que sientes, todo lo que piensas para ti y para los demás eso mismo
estás atrayendo a tu vida. Es conveniente que recuerdes que las palabras son el
medio de manifestación y de expresión de
tu espíritu y es por ello que tienes que
entrenarte hasta adquirir la capacidad de transmitir con tu lenguaje la fuerza
creadora que siempre está presente en tu interior.
Cuando te haces consciente de esto ya no te es
válido decir “es que no lo sabía” porque
lo que emites ya sea de alta o baja vibración, expande una onda con unos
efectos sobre ti, sobre los demás y sobre tu entorno, y genera unas consecuencias favorables
o desfavorables según que tus palabras sean o hayan sido de alta o baja
vibración respectivamente.
La palabra es magia pura y al decir magia quiero
significar su verdadero significado: creación. Es por ello que, el que seas
impecable con tus palabras deja de ser un lujo para ser una necesidad.
La palabra
como instrumento de creación.
“Con desear una cosa, es la cosa misma que
empieza”, dice Evans. Es decir que la cosa deseada ha comenzado su
manifestación desde el corazón del Infinito hacia ti, es la aproximación de la
cosa misma que produce en ti una
impresión que se llama deseo. Pedir
es expresar un deseo, y cuando pides con
confianza, tocas un resorte especial que impulsa hacia ti lo que deseas. El
Nazareno reconoció esta Ley cuando dijo “Pedid y os será dado”, “Golpead y se
os abrirá”, “Pedid con insistencia” porque sabía que YO SOY-DIOS- es la Sustancia
de toda Provisión.
El primer paso de la materialización de un deseo es el pensamiento. Deseamos obtener algo y se concreta en la mente que lo
transmite por la voz y se
materializa por la vibración de la
palabra.
Sin
pensamiento no hay intención y por consiguiente no hay decreto.
En una próxima entrada veremos
qué es un decreto y qué lo diferencia de
una afirmación.
Te
deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille siempre
Jesús de los Ángeles Rodríguez Martínez
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