Una señora bien equilibrada y
orgullosa, de 92 años de edad cada mañana se paraba a las 8 en punto para
peinar su cabello al estilo de peluquería y aplicarse un maquillaje perfecto,
aún sabiendo que era casi ciega y que hoy tenía que mudarse a un asilo de
ancianos.
Su marido de 90 años,
recientemente había muerto, obligándola a realizar este cambio en su vida
después de su fallecimiento tan doloroso para ella. Había sido una pareja muy
felizmente casados por más de 60 años.
Después de muchas horas de
esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, ella sonrió muy
dulcemente cuando le avisaron que su habitación estaba lista. Mientras ella
maniobraba su andador al ascensor, la enfermera le daba una descripción
detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían
sido colocadas en su ventana, “me encantan”,
dijo ella con el entusiasmo de una niña de 8 años
al que acaban de mostrarle un nuevo cachorro.
"Sra.
Pérez, usted aún no ha visto el cuarto, sólo espere" le dijo la enfermera. "Eso no tiene nada que
ver", dijo
ella. "La
felicidad es algo que uno decide con anticipación. El hecho de que me guste mi
cuarto o no me guste, no depende en cómo esté arreglado el lugar, depende en cómo
yo arregle mi mente. Ya había decidido de antemano que me encantaría. Es una decisión que tomo cada mañana al
levantarme".
"Cada mañana que me
levanto tengo dos opciones
1. Puedo pasarme el día en la cama
enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no
funcionan, o…
2. Puedo levantarme de la cama y agradecerle al universo por las que sí funcionan.
2. Puedo levantarme de la cama y agradecerle al universo por las que sí funcionan.
Para mí, cada día es un regalo, y mientras mis
ojos estén abiertos me enfocaré en ese nuevo día y en las memorias felices que
he guardado en mi mente.
La vejez es como una cuenta
bancaria, uno extrae de lo que había depositado en ella". Entonces, hablándole a la
enfermera, mi consejo para ti sería "que deposites una gran cantidad de
felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos, para que un día puedas
retirarla cuando las cosas se pongan difíciles".
Y antes que
la amable enfermera la dejara en su nueva habitación para que acomodara sus
cosas le dijo, "quiero compartir contigo 5
reglas para ser feliz. Estas las aprendí hace muchos años y
trato de cumplir con ellas todos los días y espero que te ayuden a ti tanto como me han
ayudado a mí".
1. Libera tu
corazón de odio
2. Libera tu mente de preocupaciones
3. Vive humildemente
4. Da más
5. Espera menos
2. Libera tu mente de preocupaciones
3. Vive humildemente
4. Da más
5. Espera menos
Gracias Gabriel por compartir esta lección de vida
Apreciad@ visitante
Es un hecho
comprobado por la realidad misma que la vida, la tuya, la mía, la de muchos, la
de todos, es en mayor o menor medida… difícil. Y lo es porque a veces hay
situaciones que escapan a nuestro control. En la realidad de la señora Pérez lo
son su estado de casi ceguera, su viudez, su ingreso a un asilo de ancianos,
sus limitaciones físicas. Pero lo que está claro es que decidió no sentir pena por ella, lo que
equivale a decir no victimizarse y, por
el contrario, hacerse cargo de su
realidad para vivir de forma más saludable y feliz.
Como esta
señora, y como tantos seres humanos, yo no soy la excepción, siempre eres tú el
que opta entre hacerte cargo de tu vida
o considerarte una víctima de ella. Si te decides por lo primero quiero
decirte, por si no lo sabes, o si lo sabes deseo recordarte que existe algo en
ti y es nada menos que tu fuerza
interior. El secreto… solo tienes que mirar dentro de ti para encontrarla.
Deseo agregar
un punto más a las cinco reglas para ser feliz y es:
Agradece cada día por todo lo que tienes.
Te deseo una larga vida y sabiduría para vivirla. Que tu Sol brille
siempre.
Jesús de
los Ángeles Rodríguez Martínez
Fuentes
Gabriel Blanco.
Publicado en Facebook
Foto de Gabriel Blanco